viernes, 17 de junio de 2016

La naturaleza nos comparte sus aromas.




La terapia aromática es una disciplina que utiliza las propiedades de los aceites esenciales extraídos de las plantas, para restablecer el equilibrio y la armonía tanto del cuerpo como de la mente para beneficio de la salud y la belleza.

La palabra “terapia" significa tratamiento diseñado para curar y, "aroma" significa olor dulce. El poder curativo de la terapia aromática procede de su capacidad para promover la relajación y, al mismo tiempo, generar una sensación de alegría o tranquilidad en el receptor.

La terapia aromática acompaña la medicina tradicional haciendo que sus efectos sean más rápidos y duraderos porque llegan a la raíz emocional despertando nuestras propias energías de curación. Ayuda a eliminar los efectos desagradables ó tóxicos de los tratamientos alopáticos necesarios. Nos armoniza y nos fortalece para poner "de nuestra parte" la energía necesaria para la curación.

Los aromas actúan en nuestro interior por asociación de imágenes, evitando la intervención de nuestra parte consciente que todo lo analiza y todo lo traduce a palabras comprensibles.

Es por esta razón que se considera a la Terapia Aromática como el lenguaje del alma: aquello que nuestro cerebro percibe a través del olfato, lo sitúa en el área de las percepciones espirituales, armonizando nuestro cuerpo energético y accediendo de este modo a la regulación del área física que necesite ser reconstituida.

Al estudiar la terapia aromática nos concentraremos en el sentido del olfato y del tacto, ya que de ellos depende beneficiarse de los aromas.

Actúa sobre los planos sutiles por ello ayuda a la meditación, visualizaciones, concentración y a todas aquellas técnicas destinadas a buscar el equilibrio y armonía interior.

 Algunas  plantas contienen sustancias complejas y poderosas conocidas como aceites esenciales. Son líquidos aromáticos obtenidos de los arbustos, de las flores, de los árboles, de las raíces, las semillas y los frutos (solo los cítricos). Estos componentes distintivos defienden las plantas de los insectos, de las condiciones medio ambientales duras y de las enfermedades. Son también vitales para que una planta crezca, viva, evolucione y se adapte a su entorno.

Conocidos como la esencia de la planta, los aceites esenciales puros, no solo protegen la planta, sino que también determinan su aroma.

Los aceites esenciales se han utilizado a lo largo del tiempo (desde 4.500años antes de Cristo) debido a sus perfumes y los aromas agradables para embalsamar y con fines medicinales.

Los aceites esenciales también se han utilizado en la vida diaria durante siglos. En los tiempos modernos varias investigaciones muestra que los aceites esenciales puros pueden aportar a los humanos y a los animales, beneficios similares a los que aportan a las plantas.

Te invitamos a descubrir los olores de la naturaleza a traves de los aceites esenciales: Conoce, huele, sanate y transformate...



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IBQ. Claudia E. De Alba Ramos

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