viernes, 17 de junio de 2016

¿AMAMANTAR ES DOLOROSO?

La respuesta es muy sencilla: No. 
Los pechos ha sido diseñados para llevar a cabo la función de amamantar, y no importa que un bebé esté prendido varias horas, si el agarre es el adecuado, no debe provocar dolor.

La creencia de que amamantar debe doler un mito muy difundido y lamentablemente muchas madres ni siquiera quieren intentar amamantar porque les han contado experiencias terribles respecto a las grietas, el dolor, sangrado del pezón, congestión de los pechos. Ante este panorama doloroso para muchas nuevas madres resulta aterrador pensar la posibilidad de ofrecer el pecho a su bebé.

Es muy importante que la mamá sepa que amamantar no debe ser doloroso, en ningún momento y bajo ninguna circunstancia. El dolor, como en cualquier parte del cuerpo, es una señal de que algo no va bien. 

Imaginemos que cada vez que una persona da un paso hay un dolor tan intenso en un pie que le impide caminar. Lo que hay que hacer es acudir con el médico, quien le revisará, hará un diagnóstico y le enviará el tratamiento pertinente: probablemente antiinflamatorio, una férula o un yeso, rehabilitación, etc. En ningún momento se le ocurriría decir: "su pie ya no sirve, no lo utilice más, ahora andará en silla de ruedas". Sin embargo, hablando de problemas de lactancia esto es lo que se hace con frecuencia. Cuando una mamá tiene dolor, grietas o congestión se le envía tratamiento para terminar con su producción de leche sin tomar en cuenta que con esto se afecta la salud de mamá y bebé. Es ilógico ¿no lo crees? Lo que esta mamá necesita es un diagnóstico del problema y que le ayuden a continuar su lactancia a través de un tratamiento adecuado.

En particular, el dolor que se genera al amamantar se torna intolerable, y esto tiene una razón muy importante: el dolor nos indica que el bebé no está alimentándose bien, lo que pone en riesgo la vida del bebé y por tanto nos obliga a hacer algo.


Durante los primeros días de vida, en la mayoría de los casos el problema es un agarre inadecuado del pecho, lo cual se resuelve de forma sencilla al ayudar a la madre y al bebé a que encuentren una posición que les permita tener un buen agarre. En los casos en los que persiste el dolor hay que buscar otras causas: anquiloglosia (frenillo lingual corto que limita el movimiento en la lengua del bebé), alteraciones en la succión (por el uso de mamilas o algún problema en la musculatura facial del bebé), algún problema de la piel o de la irrigación sanguínea en el pecho de la mamá. 

En etapas un poco más avanzadas el dolor por se causado por una alteración de la flora bacteriana de la leche que puede ser secundaria a uso de antibióticos, estrés, congestión crónica del pecho, lo cual puede ocasionar lesiones en los pezones, ampollas de leche, conductos tapados y evolucionar a una mastitis.


En todos los casos la madre y el bebé requerirán de una valoración por un profesional en lactancia para realizar un diagnóstico y dar el manejo adecuado para su caso así como el seguimiento del mismo. El soporte a través de los grupos de apoyo juega un papel fundamental. 

Si estás embarazada te invitamos a seguir recibiendo información. Si ya amamantas y tienes dolor, o conoces a alguna mamá que necesite ayuda, hazle llegar esta información, recuerda que la salud de nuestros bebés es responsabilidad de todos.

Dra. Aurelia Flores


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